Estrés laboral
Las personas, a lo largo de nuestra vida, nos vemos sometidas a muchas situaciones que generan estrés. El estrés es útil en diversas circunstancias, a corto plazo, pero puede ser un enemigo cuando se extiende en el tiempo. En 1986, Lazarus y Folkman consideraron el estrés como “una reacción particular entre el individuo y el entorno, que es evaluado por aquél como amenazante o desbordante de sus recursos, y que pone en peligro su bienestar”. Lo importante es la forma en que el individuo percibe e interpreta un estímulo ambiental y cómo usa los recursos para responder a la demanda y adaptarse. Las consecuencias del estrés dependerán de múltiples factores, del tipo de estresor (de su intensidad y la duración de la exposición), de las características tanto demográficas (sexo, edad, etc.) como disposicionales (predisposición genética, patrón de conducta, locus de control) y los modos de afrontamiento desarrollados por la persona.
El ámbito laboral hace que estemos expuestos a ciertos estresores que, según como sean sentidos y afrontados por el trabajador, determinará la respuesta de estrés, ya sea adaptativa (aprendizaje y satisfacción) o desadaptativa (desgaste e insatisfacción).
Tratar el estrés contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas, a veces no podemos eliminar sus causas, pero siempre podemos mejorar nuestros recursos fisiológicos, cognitivos y motores para evitar su efecto dañino en nuestro organismo. Hay que prevenirlo.
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